La Noche Olvidada

La Noche Olvidada

lunes, 17 de febrero de 2014

17 de Julio, 6:30 PM

La caricia me manchó de sangre, aún permanecía manchado tras separarnos, nunca había sentido nada igual, un calor así, un beso tan verdadero, tan bonito, podría pasarme horas diciendo cosas buenas de aquel beso, pero lo importante es que logró tranquilizarme.

"¿Estás mejor?"- Me preguntó, sorprendentemente, muy tranquilo, no parecía nervioso, incluso se le notaba feliz.

"¿Que era esa cosa?- Pregunté sin levantarme aún, y con cada mirada que le dedicaba mi cara se sonrojaba un poco, me sentía raro al estar a su lado.

"Uno de los muchos monstruos que hay por aquí, pero no te preocupes, mientras yo esté aquí, no pasará nada."- Una sonrisa muy amplia se dejó ver tras decir esas palabras y se levantó, me tendió la mano y me ayudó a levantarme. Una vez de pié miré el castillo, no sabía que hacer ni a donde ir.

"¿Por qué yo?"- Me sacudí el polvo y le miré algo entristecido, si de verdad me quiere, ¿por qué me trajo a un lugar tan horrible? Me parecia algo ilógico, pero supongo que tendría sus razones, las cuales sería mejor no buscar por el momento.

"¿Te has visto en el espejo? Además, te conozco bastante..."- De su boca salió una siniestra risita, la cual metió en mi cuerpecito un miedo y provocó un gran escalofrio.

"A eso se le llama acosar, ¿sabes?"- Desvié la mirada sonrojado, entonces me agarró el brazo y me llevó por un oscuro pasillo, no sabía a donde íbamos, pero fuésemos a donde fuésemos, no creo que las cosas empeorasen demasiado... Pero, tras pensar eso, sonó un horrible ruido en una de las habitaciones, una risa enloquecida y el sonido de un cuchillo cortar algo. Marck me hizo el gesto de silencio y me puso contra la pared y me cubrió. De la habitación salió un monstruo deforme, con un brazo más largo que otro, los dientes llenos de carne humana y sangre, una venda en los ojos, un delantal de carnicero manchado de snagre un machete en una de las manos. Daba mucho miedo, abrí los ojos lo más que pude asustado mientras Marck me abrazadaba contra la pared, pensé que iba a morir, pero el mosntruo ese volvió a meterse de la habitación.

"Tiene un oído muy fino, pero es ciego..."- Esas palabras me habían tranquilizado bastante, tras oirlas, suspiré aliviado con lágrimas en los ojos, Marck me sacó de ahí y me acercó a una ventana, sacó un pañuelo de su bolsillo y me secó las lágrimas.- "No pasa nada..."- Se quedó mirando mis ojos durante bastante rato, dejó de secarme las lágrimas para besarme otra vez.- "Lo siento, no puedo contenerme..."

"Tranquilo... No pasa nada."- Le abracé, sentí esa necesidad, creo que me estaba enamorando de él. Otro sonido nos interrumpió, esta vez parecían gritos de mujer y venían de detrás de la ventana de cristal tintado de negro.

"Corre y no pares."- Dijo Marck mientras me agarraba la mano, me levantó y me llevó corriendo por el pasillo. El cristal se rompió y salió una mujer con la cabeza al revés, caminaba a cuatro patas con el mentón hacia arriba. Era muy rápida a pesar de la postura. Corrimos, corrimos, corrimos, al final, nos metimos en una habitación, al parecer la habitación del rey o la reina, con una gran cama de blancas colchas decoradas con bonitos detalles, un tocador y un baño privado. Marck cerró la puerta con pestillo para que no entrase la criatura que nos perseguía.

"Que es todo esto, Marck...."- Comencé a caminar en círculos nervioso.

"Son criaturas abstractas, por decirlo así... Son seres salidos a partir de los cuadros de mi padre, al hacer arte abstractos, estos carecen de cuerpos normales y mentalidad de humano..."- Marck miró a la puerta, aún se oían ruído fuera, se acercó a mi y me arrinconó contra la pared, besándome, parecía que nunca era mal momento para ello, sus manos recorrían mi espalda, podía notarlo, nuestros cuerpos se juntaron todo lo posible, nos abrazamos con los ojos cerrados en un beso, quizá el último, quizá no, no nos importaba, ese beso nos tenía distraídos. La luz entraba por la ventana dando un  ambiente mágico a la preciosa habitación, el beso y ese ambiente me tranquilizaban, pero, ¿por cuanto tiempo? No quería que ese momento llegase a su fin.

                                                                 Continuará

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